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Las nuevas experiencias en identidad digital, con las wallets digitales y la Self Sovereign Identity SSI (Identidad Auto-Soberana) a la cabeza, están llamadas a dar la vuelta al sistema en cuanto a privacidad y control de la información personal. Legislaciones como eIDAS2 en Europa serán el marco de una revolución que deposita teóricamente en el usuario responsabilidad y poder.
La Propiedad Auto Soberana como catalizador del poder de los clientes
Las wallets, si son realmente auto-soberanas, pueden ser la puerta para que los ciudadanos no solo gestionen sus identidades digitales, sino que influyan en las decisiones y la evolución de las empresas. Es el tiempo de la Propiedad Auto Soberana (SSP, Self Sovereign Property). ¿Quieres saber más?
Imagina un mundo en el que tu identidad está dentro de tu móvil, al que las grandes corporaciones o los gobiernos no pueden acceder a consultar tus datos sin tu permiso. Imagina que cada vez que pagues y que tú lo decidas, ese pago quede registrado en esa cartera digital que te pertenece y que tú solo controlas. Imagina que cada euro por el que compras te asigna los mismos derechos que cada euro que un inversor invierte en una compañía. ¿Eres consciente del poder que tendrían los compradores y los usuarios (las personas), sobre las empresas?
Nace el "cliensor": un cliente con derechos de inversor
Voy a llamar cliensor a esa figura. Un cliente que, por el hecho de gastar su dinero en comprar productos o servicios de una empresa, se convierte también en inversor de la misma. ¿Por qué? Porque el dinero es dinero. Y si lo aporta un inversor se convierte en accionista y eso lo convierte en propietario y le confiere unos derechos de voto. Así que, ¿por qué no otorgar el mismo derecho a los clientes?
La identidad digital lo permite. Y si es soberana lo hace respetando la privacidad de los usuarios. Pongamos más ejemplos.
Supongamos que soy cliente de Samsung. Adquiero el último modelo de móvil cada año y un ordenador portátil. Mi compra ha sido de 2000 euros este año. ¿Por qué no asignarme los mismos derechos que a alguien que compra acciones por 2000 euros?
Supongamos que, además, consigo preguntarle a otro millón de clientes que también gastan dinero en Samsung si están de acuerdo con que la compañía, en vez de emplear personas en su país de origen para una nueva línea de negocio que va a montar, lo haga en El Salvador, ya que el presidente del país invita a nuevas empresas a ayudar a levantar la economía. Todos votamos y decidimos que ayudar al Salvador con la nueva planta de producción de Samsung sería una buena idea, beneficiándose de los programas de promoción de nuevas empresas que hay en funcionamiento en el país latinoamericano: exenciones fiscales, facilidad de trámites, ayudas a las infraestructuras, etc. Fantástico, ¿no?
Ahora supongamos que me gusta mucho L'Oreal y compro maquillaje todos los meses… y otras mujeres en el mundo también. Y me entero de que esta compañía hace pruebas en animales que podrían evitarse y sustituirse por pruebas sobre humanos que estén dispuestos a realizarlas y, a cambio de un importe digno, reportar los resultados.
¿Estás de acuerdo conmigo que los cliensores deberíamos tener la capacidad de poder invitar a otros cliensores a reflexionar sobre este tipo de cuestiones que afectan a la ética de los negocios de las empresas que entre todos financiamos?
Por ejemplo, cuando no reclamamos ética en la fabricación de vacunas, las farmacéuticas llevan a cabo técnicas aberrantes como la obtención de células madre de órganos de bebés. Para ello, extraen el corazón de bebés abortados aun vivos, sin anestesia, como ha denunciado en varios medios la Doctora y presidenta de AVM Biotechnology, Theresa Deisher. Verdaderas aberraciones perfectamente evitables a golpe de Propiedad Auto Soberana.
Ética empresarial, transparencia y transformación
Como empresaria te digo que el inversor es importante, pero mucho más lo es un cliente. Y darle voz al cliente es un beneficio que la identidad digital puede aportarnos. Además, al ser un sistema proporcional, que pondera el compromiso de cada individuo, se favorece todo un sistema sostenido en la transparencia, la democracia, la equidad y la responsabilidad.
Las empresas que comprendan el poder transformador del cliente y que implementen mecanismos para escuchar y atender sus demandas estarán mejor posicionadas para prosperar en un mercado cada vez más exigente y consciente. La participación activa de los clientes no solo beneficia a la sociedad en su conjunto, sino que también puede generar un impacto positivo en la reputación, la fidelidad y el éxito de las empresas. Así que aquellas que se muevan con inteligencia y exploren los límites de las wallets de identidad digital otorgando poder a sus cliensores serán las protagonistas de una nueva era humanista, de la que saldrán reforzadas.
Facilitar la participación de los clientes en estos procesos de transformación social significaría dar sentido real a la auto-soberanía. Además de conectarnos, identificarnos de forma libre y garantizada, compartir información y expresar nuestras opiniones de forma rápida y eficaz, si empezamos a votar con nuestra cartera digital las decisiones de las compañías, podremos entre todos cambiar el rumbo de la sociedad y acabar con escenarios distópicos del tipo Agenda 2030.
¿Te imaginas?