Holocausto COVID
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En España, 3’3 millones de menores entre 5 y 11 años han sido convocados a la vacunación contra el virus causante de la covid-19. Los niños son el colectivo más indefenso y vulnerable en relación a la protección de sus derechos. Someterles a este ensayo clínico es innecesario y peligroso y es nuestra responsabilidad como padres y educadores impedir que semejante ataque se materialice contra nuestros hijos. Tratar de inmunizarles contra una enfermedad que apenas tiene incidencia en ellos a costa de su salud no tiene sentido ni existe evidencia médica o científica que lo justifique. Y si me das un par de minutos, te explico por qué:
Los niños tienen un riesgo prácticamente nulo de sufrir lesiones o fallecer por patologías derivadas de una infección covid. La tasa de supervivencia de los menores de 18 años se sitúa en el 99,99%. POR TANTO, LA COVID NO LES AFECTA NI LES PONE EN PELIGRO. Desde marzo de 2020 en España apenas se han notificado 20 muertes de niños con coronavirus, y ni siquiera en estos casos se puede establecer relación entre el fallecimiento y el covid, pues se trataba de niños con patologías previas a los que simplemente se les hizo una PCR que arrojó resultado positivo, pasando a engrosar la estadística. Recordemos que la PCR es una prueba que la OMS ha indicado como no adecuada para detectar la enfermedad y además ha cambiado los criterios de aplicación a placer para que los datos reflejen una cantidad irreal de casos, por lo que estos niños fallecidos con PCR positiva no tenían covid necesariamente.
Recordemos también que las mal llamadas vacunas covid consiguieron su aprobación solo para uso de emergencia y en tiempo récord. No gozan de autorización total simplemente porque todas las fases de experimentación no se han completado. Los laboratorios como Pfizer están interesados en que esta autorización de emergencia se eternice, pues si obtuvieran una aprobación total tendrían que justificar la ingente cantidad de daños causados y habrían de enfrentarse a los abogados y asociaciones en defensa de los DDHH y protección de la infancia de todo el mundo, como explica Robert Kennedy Jr en el vídeo que enlazamos abajo. La tecnología ARNm que utilizan es potencialmente tóxica merced a las proteínas de espiga que liberan y que pueden producir trombosis y daños multiorgánicos. POR TANTO, LA VACUNA ATACA SUS ÓRGANOS Y PUEDE MATARLOS. Por si fuera poco, los cálculos hablan de un 1% de efectos adversos notificados con respecto al total. Atendiendo a las cifras oficiales solo hasta el pasado verano habían muerto 14.000 personas vacunadas en Europa o, dicho de otro modo, murieron 6 personas por cada 100.000 vacunados. Extrapolando los datos a España, si se vacunase a todos los niños y adolescentes menores de edad podríamos hablar de casi 600 muertes por los pinchazos tóxicos. ¿Te das cuenta de la cifra de personas que estamos hablando? Sí, efectivamente. La vacuna covid mata y lesiona a más personas de las que ayuda.
En adolescentes y jóvenes adultos se han incrementado exponencialmente los casos de miocarditis y pericarditis en las semanas posteriores a la vacunación. Estas patologías del corazón eran casi residuales antes de la puesta en marcha de las campañas. Tal y como indica el siguiente gráfico publicado por el sistema de recopilación de eventos adversos VAERS, en 2020 se contabilizaron solo 45 de estos casos provocados por todas las vacunas conocidas y datos similares en los 10 años anteriores. En 2021, con la vacunación covid-19 a todo gas, se ha sobrepasado la espantosa cifra de los 11000 afectados. Al hilo de esta cuestión, la asociación Americana de Cardiología publicó un informe sobre un muestreo de 140 niños y adolescentes, concluyendo que el 97’8% de las miocarditis diagnosticadas han sido provocadas por la vacuna covid.
Otro revelador informe, esta vez lanzado por el Instituto Paul Ehrlig en mayo de 2020, demostraba que las vacunas covid han causado más efectos adversos en un año y medio que todas las demás vacunas en los últimos 20 años. Entre los años 2000 a 2020 hubo en Alemania 206 muertes documentadas habiéndose administrado más de 770 millones de vacunas, además de una tasa de efectos secundarios graves de 3,2 por cada 100.000. Con las vacunas covid se podía hablar ya de 2.000 muertes, con solo 14 millones de dosis recibidas. Esto nos da una tasa de efectos secundarios 30 veces mayor, 7,5 veces más efectos secundarios graves y unas 47 veces más muertes por cada 100.000 vacunas.
El VAERS estadounidense, en su actualización de diciembre, reporta más de 1 millón de casos de efectos adversos graves asociados a vacunas, incluyendo más de 21.000 fallecimientos, 110.000 hospitalizaciones, 109.000 ingresos es cuidados intensivos, casi 3.500 abortos prematuros, 35.000 parálisis permanentes o 10.600 ataques cardíacos. La herramienta de control homóloga en Europa, EudraVigilance, eleva a 3.000.000 los casos de lesionados y a más de 32.600 las muertes. Los servicios de salud británicos, NHS, reportan una cantidad de muertes de personas con covid 5 veces mayor en 2021 que en 2020, coincidiendo con la vacunación masiva. Casi 6000 contra 1100. Escocia ha reportado cerca de 400 muertes de vacunados en 2021. Sumando todas las cifras, nos encontramos con que 60.000 personas ya han perdido la vida desde que las campañas de vacunación fueron puestas en funcionamiento. Un verdadero genocidio por culpa de un solo fármaco. Y hablamos solo de Europa y Estados Unidos.
Todos estos números pertenecen a personas con nombre y apellido, víctimas de un sistema que les medica y anula la voluntad. Muchos casos han saltado a los medios de comunicación, a pesar de que ciertos sectores se empeñen en no darles el foco que merecen. Triste es el conocido testimonio de Maddie de Garay, de 13 años, que se ofreció como participante en un ensayo clínico del veneno de Pfizer y en la actualidad necesita alimentación asistida y moverse en silla de ruedas. En el siguiente vídeo se reseña la historia de un niño argentino de 14 años al que destrozan la vida, intubado durante un largo periodo tras vacunarse.
Arianna, una niña italiana de la misma edad, murió tras vacunarse con Pfizer. Jakob Klink, un niño sano de Michigan o Isabelli Borges de Brasil también fallecieron pocos días después de recibir la inoculación. Uno de los casos que más repercusión tuvo fue el de un niño de 12 años fallecido en Cuxhaven (Alemania) tan solo dos días después de inocularse. La autopsia demostró que el pinchazo estaba directamente relacionado con la muerte. Ya en 2022, dramáticos casos como el de la australiana Allison Coleman, de 7 años y víctima mortal de la vacuna de pfizer, están saliendo a la luz. Muy recientemente se han conocido las muertes de Bruno Aparecido y Luiz Guilherme en Brasil o Conall McGuiness y Ryan Whelan en Irlanda. Todos ellos adolescentes completamente sanos hasta que comenzaron las letales rutinas de inoculación. Los médicos achacan los decesos al propio covid y no estar "suficientemente inmunizados", como se atrevieron a aseverar en el caso de Guilherme. Son solo un pequeño ejemplo de la cantidad ingente de lamentables casos que aparecen diariamente. Pero ten en cuenta que cualquiera de tus hijos podría ser el siguiente en incrementar esta lista.
Las muertes totales de niños (a partir de 12 años), según un informe del pasado septiembre, se incrementaron en un 62% desde el comienzo de la vacunación, comparado con la media de los últimos 5 años. Habrá quien diga que es otra casualidad.
Muchas personas, sin llegar a fallecer, convulsionan o sufren parálisis parciales. Las redes sociales están repletas de estos testimonios, algunos de los cuales enlazo a continuación.
Especialmente llamativos son los casos de deportistas alrededor del mundo que están sufriendo graves lesiones o muriendo “de repente” en fechas inmediatamente posteriores a la vacunación. Personas sanas, jóvenes, preparadas físicamente y que sin explicación aparente son víctimas de ataques cardiacos o trombos. Estos sucesos se han multiplicado en los últimos meses: futbolistas como el italiano Giuseppe Perrino, fallecido súbitamente a los 29 años, y Viktor Marcell, de tan solo 18 años, o Pedro Obiang y Francesca Marcon, profesionales que han sobrevivido y no han dudado en denunciar las secuelas causadas por estas vacunas experimentales. La prensa se ha hecho eco de al menos 75 casos en unos pocos meses, teniendo en cuenta que muchos de ellos no llegan a salir a la luz pública. La razón principal que barajan los expertos es que la musculatura de los deportistas, especialmente hombres, está muy vascularizada. Las posibilidades de causar daños con un pinchazo intramuscular se multiplican.
Cada vez son más los profesionales sanitarios que dan un paso al frente y se niegan a participar en esta catástrofe u homicidio contra la humanidad. En el documento de objeción de conciencia que cientos de enfermeros están firmando, se expone literalmente que tal objeción se ejerce “por no ir precedida la inoculación de la información preceptiva con explicación de facultativo especializado, no indicar qué beneficios ni que reacciones o efectos adversos puede producir, en toda su extensión, y supeditar el beneficio del menor al bien común”. Los últimos en sumarse a esta rebelión son los pediatras de Baleares, contrarios a vacunar a niños sanos, que se han comprometido a informar a los padres cuando acudan a las consultas.
Sirvan todas estas razones para invitar a la reflexión ante todo el caos planificado en el que estamos inmersos. No hay ninguna razón social, médica o moral que justifique vacunar a los niños para proteger a los adultos. La ecuación riesgo-beneficio arroja un claro resultado a favor de los riesgos y por tanto acceder a las inoculaciones es un acto egoísta e irresponsable. No los estás protegiendo, LOS ESTÁS PONIENDO EN PELIGRO.
Los adultos que se han inyectado el agente farmacéutico tildado de vacuna covid lo han hecho por una causa noble. Ellos creían que estaban ayudando. No puedo sino admirar el valor que han tenido al inyectarse una sustancia pensando que así ayudaban a los demás, especialmente a sus familias. Pero el tiempo ha demostrado que esta vacuna no ayuda, sino daña, y nuestros pequeños son nuestro más sagrado tesoro.
Tenemos que proteger sus derechos. No podemos dejar que las farmacéuticas experimenten con ellos. Hago un llamamiento especialmente a las mujeres: hemos dejado de fumar, de beber, de comer jamón o cualquier pescado solo por el hecho de protegerlos cuando estaban en nuestro vientre. Ahora no podemos dejar de protegerlos: la vacuna no lo hace y los daña y puede matarlos. Da igual lo que diga el periódico o la televisión. Estos medios y sus mensajes a diario son introducidos entre la población por los dueños del mundo.
Pero tus pequeños no son de ellos. No dejes que se apoderen de tus hijos. Si quieres realmente protegerlos, no dejemos que experimenten con nuestros niños. Protégelos de las farmacéuticas, por favor te lo pido.
MÁS INFORMACIÓN:
- Sobre la incidencia covid en niños.
https://odysee.com/@DranataliaPregoCancelo:6/RECHAZO-VACUNA-COVID-NI%C3%91OS:6
- Sobre la tasa de supervivencia real al covid.
https://lakaruppropet.se/2021/10/17/vi-samtycker-inte-till-covidvaccin-till-vart-barn/
https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.07.08.21260210v1
- Sobre la proteína Spike.
- Sobre afecciones cardiacas en adolescentes.
https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/CIRCULATIONAHA.121.056583
- Sobre deportistas fallecidos o con graves secuelas posteriores a las vacunas.
https://report24.news/ab-13-jahren-lange-liste-ploetzlich-verstorbener-oder-schwerkranker-sportler/
https://diariodevallarta.com/mas-de-75-deportistas-repentinamente-fallecidos-en-5-meses/