Volvamos a ser un imperio emprendedor.
24 julio, 2019Feminismo no es Victimismo
28 julio, 20213 Octubre de 2019
Hay bancos que te llegan al corazón y este se te encoge cuando avisan de que cierran. No exagero cuando digo que, al recibir esta mañana su email de despedida, casi se me saltan las lágrimas. Supongo que es lo que tiene ser tan bueno en la experiencia cliente y avisar a tu usuario enamorado de que ya no sigues adelante con tu negocio.
Adiós ING empresas. No puedo estar más triste profesionalmente. Cuando algo es tan bueno y su competencia tan mala, sientes tristeza y rabia a la vez. Lo he intentado dándome ahora de alta en Abanca, Bankia, el Santander, BBVA, Pibank… y todos los demás que presumen de tener banca digital de empresas. Son para echarse a llorar. Nadie le llega a la suela del zapato a estos señores holandeses y no entiendo cómo simplemente no les han copiado toda la página web de arriba abajo.
Para aquellos que no conozcan la banca empresas de ING deciros que jamás -JAMÁS- pisé una oficina. Ni falta que hacía. Hice todo el proceso de onboarding online, envié toda la documentación por correo -un mensajero de MRW vino a entregarme el paquete de bienvenida con las claves- y voilá: ¡a funcionar! Nunca nadie me explicó cómo usar la página, dónde solicitar una tarjeta, cómo activarla, cómo solicitar tarjetas adicionales para empleados, cómo dar de alta una nueva cuenta para la misma empresa, otra cuenta de ahorro… Nada de nada. La página web era tan sencilla que todo o prácticamente todo era intuitivo.
Ahora estoy con otras entidades acordándome hasta de sus fundadores: procesos de alta online que hacen que acabes en la oficina, llamadas continuas al call center que está disponible sólo unas horas de lunes a viernes, visitas a la sucursal porque los procesos no pueden llevarse a cabo por Internet o tarjetas que no te facilitan porque soy socia y administradora de la compañía -no apoderada- y la consecuente incidencia pendiente de resolución en un banco “digital”. Juro que lo que acabo de decir es cierto. ¡Un sinfín de historias para no dormir que me hacen querer gritar!
¿Por qué? ¿Por qué nos has dejado ING Empresas? Las malas lenguas hablan de una multa de 7.500 millones por falta de identificación correcta y otras cuestiones relacionadas con el blanqueo de capitales. Otros dicen que la Banca Empresas no era rentable. Y digo yo: ¿por qué nadie nos preguntó a los usuarios empresa? Al parecer, éramos 100.000 empresas clientes. Yo hubiera estado dispuesta a pagar 8 euros al mes por mantener a flote a la entidad en España. Si la mitad de los clientes hubiera pensado lo mismo, los ingresos por suscripción habrían sido de casi 5 millones de euros. ¿Es que a nadie se le ocurrió alguna otra idea que hiciera este servicio rentable? Lo que más me fastidia es que nadie nos preguntó. Seguro que entre todos se hubiera buscado una solución.
En fin, R.I.P. ING Empresas. Te voy a echar de menos. Ha muerto un gran servicio de banca online corporativa y no ha nacido otro que se le parezca.