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Bill Gates quiere erigirse como Dictador Mundial y gobernar a toda la Humanidad.
La OMS lleva con este asunto desde noviembre del año pasado: la elaboración de un tratado sobre pandemias para reforzar la prevención ante futuras crisis similares a la del COVID-19. Su intención es poner en funcionamiento lo que se decida en este convenio en 2024 y para ello ha creado un órgano de negociación intergubernamental (intergovernmental negotiating body o INB por sus siglas en inglés) que gestionará todo el proceso. Según la OMS, el tratado favorecerá la cooperación internacional y facilitará el acceso a los recursos a todos los ciudadanos. Sin embargo, si atendemos al propio texto oficial que explica las razones y presuntos beneficios de este convenio, podemos encontrar que una de sus finalidades es establecer “un marco sanitario internacional más sólido, con la OMS como autoridad coordinadora mundial de las cuestiones sanitarias”. Según se puede entender del escrito inicial, los márgenes de lo que se consideraría una pandemia se podrían ampliar hasta los límites que decida la OMS y, por consiguiente, manejar las cifras para tomar decisiones sociosanitarias si estos números exceden parámetros arbitrarios.
Curioso cuanto menos que la Organización Mundial de la Salud, que es un órgano sostenido por donaciones y tratos en la sombra con los millonarios globalistas, con periódicas polémicas por conflictos de intereses, relaciones más que oscuras con las todopoderosas farmacéuticas, etc, liderada por el conocido genocida Bill Gates quiera abiertamente manejar decisiones de salud pública hasta el punto de erigirse como ejecutor de las acciones ante una “pandemia”, por encima de los gobiernos. La OMS lleva años abriendo sus puertas a familias “filántropas” y grandes corporaciones, lo que tiene difícil encaje con los supuestos fines sociales de este tratado.
La eurodiputada Christine Anderson denunció hace unos días en un pleno que, si este tratado sale adelante, la OMS tendrá poder suficiente para anular y controlar las medidas sanitarias de cada país, aglutinadas bajo el paraguas de “una sola salud”.
Cuando un cargo es elegido democráticamente, corre el riesgo de no ser elegido de nuevo si no cumple con su deber, pero con un cargo no electo, como explica Anderson, el pueblo no tiene recursos para defenderse. Estas decisiones atacan los mismos cimientos de la democracia. La OMS tendrá no solo poder para “instaurar” una pandemia, sino para eliminar los poderes ejecutivos de los estados miembros. Una de las conclusiones más relevantes es que ante ciertas medidas de restricción, los ciudadanos tienen el poder de rebelarse si así lo creen conveniente, pero ¿cómo vamos a luchar contra un organismo de tal magnitud como la OMS, cuando sea ella
la que dicte las normas? No puedes llevarla a juicio o impedir que vuelva a ser “elegida”. Las leyes por y para el pueblo se desactivan automáticamente. Están financiados por los más ricos, así que hay poco que podamos hacer. Aun así, Anderson deja lugar a la esperanza y hace una llamada a la acción para que nos involucremos, estemos al tanto de lo que se está jugando, escribamos a los parlamentarios, organicemos protestas y no votemos a quién no nos defiende hasta que entiendan que no vamos a permitir que nos roben nuestros derechos.
Shabnam Palesa Mohamed, miembro del comité directivo del Consejo Mundial de Salud, no duda en calificar el tratado de “innecesario, inválido e ilegal” y protesta ante la desmesurada cantidad de poder que deposita en manos de la OMS. El Consejo envió comentarios públicos en el breve espacio de tiempo que la OMS permitió hacerlo y puso en funcionamiento la campaña #Stopthetreaty. Desde la coalición insisten en que las decisiones de salud pública deben tener en cuenta la idiosincrasia propia de cada nación y exigen un retorno al debate y la transparencia.
Imagina un escenario de confinamientos y abusos permanentes sobre la libertad civil, pero administrado por un dictador mundial genocida llamado Bill Gates a través de una autoridad que está por encima del gobierno de tu país. Eso es a lo que nos enfrentamos con esta redefinición de los contratos entre los países miembros y la OMS.
Gates lleva años perfeccionando su plan de exterminio; camuflando sus acciones de “control demográfico” bajo el manto de la filantropía. Para ello se ha encargado de invertir millones de dólares en vacunas que, llegado el momento perfecto en forma de virus de laboratorio, se han propagado a gran velocidad en cada rincón del planeta. Vacunas que destrozan el sistema inmunitario y provocan graves problemas de salud reproductiva.
Se calcula que Mao Zedong acabó con la vida de cerca de 78 millones de personas, 23 millones en el que caso de Stalin, Hitler fue el responsable de la muerte de 17 millones de personas entre caídos en combate y eliminados en campos de concentración; Pol Pot, 1.7 millones; Franco o Maduro están a la cabeza de regímenes que han provocado miles de muertos… Los 10 dictadores más crueles del siglo XX han matado a 120 millones de personas: víctimas de dictaduras fascistas o comunistas que se quedarán en nada comparado con lo que se nos avecina. Lamentaremos el día en el que este nuevo emperador llamado Bill Gates sea el responsable de la muerte del 10% o el 20% o el 30% de la población mundial. Estamos hablando de un mínimo de 800 millones de personas. ¿Sabes cuántas han fallecido ya a causa de la vacuna? El VAERS ha reportado, según las últimas actualizaciones, más de 28.000 muertes asociadas a los pinchazos, y se calcula que solo se informa del 1%, lo que nos da como resultado cerca de 3 millones muertes por esta causa sólo en US. 700.000 han sufrido enfermedades, lesiones cardiacas, han quedado mutiladas o arrastrarán problemas crónicos de por vida; y las farmacéuticas estarán siempre dispuestas a ofrecer sus productos para “ayudar” a todos estos inocentes.
El tratado no es la única amenaza que se cierne sobre nuestra individualidad. Ahora que todo el mundo está eliminando las imposiciones anti covid que han sido la tónica general de los últimos dos años, la OMS está buscando más fórmulas para expandir su estructura de control biosanitario. Para sostener la narrativa pandémica, la OMS ha contratado a la tecnológica T-Systems con el fin de desarrollar un sistema global de pasaporte de vacunas, con planes para vincular a cada persona en el planeta a una identificación digital con código QR.
El tratado pandémico verá la luz en una fecha mucho más cercana de lo que parece. La OMS podría tener la llave para monitorizarnos y destruir nuestra individualidad de una vez por todas encadenando bloqueos, deshumanizándonos, retorciendo las cifras para justificar sus estados de alarma y desarrollando, uno detrás de otro, tratamientos costosos e innecesarios.
Si alguna vez te preguntaste cómo se llamaría la organización mundial globalista que esclavizaría a toda la humanidad, ya lo sabes: OMS. Y si alguna vez te preguntaste quién sería el dictador mundial que a manos de las élites acabaría con la humanidad, ya conoces su nombre: Bill Gates.
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