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Riley Gaines era una absoluta desconocida hasta que en febrero de 2023 decidió gritar contra una injusticia que le tocaba muy de cerca: los hombres no pueden participar en la categoría femenina de ningún deporte; en ningún caso.
Defender la verdad y ser abanderada de la defensa del deporte femenino está teniendo graves consecuencias para la nadadora Riley Gaines, cuando la opinión pública y los medios de comunicación deberían estar defendiéndola sin condiciones. La última de estas consecuencias es un ataque por parte de grupos pro-trans organizados.
Gaines ofrecía una conferencia el pasado 6 de abril en defensa de la integridad de las categorías femeninas en el deporte. Estas categorías están sufriendo un ataque frontal debido a la inclusión de personas transgénero (hombres biológicos), con claras ventajas sobre sus competidoras. Gaines siempre ha estado dispuesta a compartir diversos puntos de vista, y su labor pedagógica va encaminada a medir el impacto de la violación del deporte femenino. Sin embargo, tan solo por contar sus experiencias, estos activistas LGTBI increparon a la nadadora en mitad de su conferencia. Uno de los miembros del grupo llegó a golpearle, causando que Gaines tuviera que salir escoltada para atrincherarse durante 3 horas en una habitación de la Universidad Estatal de San Francisco.
El ambiente en torno a la figura de esta defensora de los derechos de las mujeres en el deporte se ha ido calentando desde que, en unas declaraciones públicas en febrero de este año, apuntara directamente al grotesco caso de Lia Thomas, una nadadora transgénero que está pulverizando todas las marcas en la liga universitaria de natación. Thomas era un nadador mediocre (estaba en el puesto 462 del ranking) hasta 2019, fecha en la que decidió comenzar su proceso de transición vía terapia de sustitución hormonal. A partir de ahí la nadadora protagonizó una escalada que la llevó a ganar numerosas competiciones, llegando a los primeros puestos del ranking universitario y nacional en categoría femenina.
En su comparecencia, Gaines describió cómo fue obligada a competir contra Lia Thomas el año pasado, viendo cómo la deportista trans derrotaba a otras nadadoras de demostrada solvencia casi sin esfuerzo. Gaines y sus compañeras tuvieron que compartir vestuario con Thomas, un hombre biológico de 22 años que mantiene sus genitales intactos. Además, dado que las dos nadadoras habían terminado la prueba de 200 metros en estilo libre en un empate técnico, pero solo había un trofeo, la organización decidió entregárselo a Thomas, humillando públicamente a una deportista con una trayectoria intachable como Gaines, una de las nadadoras más rápidas en estilo mariposa de Estados Unidos.
La Asociación Nacional Deportiva Universitaria (National Collegiate Athletic Association, NCAA) dinamita los derechos de las mujeres y es un pésimo ejemplo para las jóvenes que luchan por superarse en el terreno deportivo representando a sus universidades. En sus premios anuales de 2022 llegó a nominar a Lia Thomas como “mujer del año”. Una persona que no había destacado en ningún campo hasta que tomó la decisión de presentarse socialmente en femenino redoblando sus burlas contra las mujeres que llevan luchando por la integridad del deporte desde hace décadas.
Riley Gaines es una mujer con muchísimo coraje, que no se ha achantado ante la agresividad de los grupos violentos organizados. A través de sus conferencias y redes sociales abandera un activismo que defiende y respeta las diferencias de las mujeres. Gaines no duda en calificar a Lia Thomas de “arrogante y tramposo”; un deportista por debajo de la media que está robando títulos a sus ganadoras legítimas. Y no está sola en su cruzada, como muestran los datos de su cuenta de Twitter, que ha subió de 80k a 424k en solo una semana desde el ataque. No se puede permitir que se masacre públicamente a una defensora de los derechos humanos y el deporte, cuando el deporte debería ser ejemplo de justicia y concordia.
Personalidades públicas del calibre de Michael Phelps han mostrado su apoyo a Gaines. El súper campeón mundial destacó que las competiciones deportivas deben llevarse a cabo en igualdad de condiciones, que no cree que Thomas haya competido nunca en condiciones justas y que permitir la inclusión de perfiles como el suyo es equivalente al dopaje.
También se ha posicionado Caitlyn Jenner, deportista transgénero que comenzó su proceso de transición pasados los 60 años. Caitlyn ha declarado recientemente en sus redes sociales que es plenamente consciente de que las personas trans siguen perteneciendo a su sexo de nacimiento, independientemente de los procesos sociales o jurídicos por los que pasen. Se ha declarado en contra de la ideología de género en las escuelas y, con respecto al deporte, defiende radicalmente la protección de las categorías femeninas. De Riley Gaines ha dicho que es “una mujer increíble” que “tiene el coraje de hablar” y “representa a todas las mujeres deportistas”.
El hashtag #IStandWithRiley (Estoy con Riley) está viralizándose en un movimiento que desenmascara a los caraduras como Thomas, que amenazan los derechos y la seguridad de las mujeres, negando nuestras diferencias biológicas.
Los expertos que han analizado el caso de cerca han demostrado que una terapia como la que sigue Lia Thomas no elimina la ventaja biológica de la que goza. En un extenso reportaje en el New York Times, dos médicos de la clínica Mayo explican por qué la supresión de la testosterona no es suficiente para anular el hecho de que Thomas mide 1,90, tiene una masa corporal notable, muy por encima de la de sus competidoras, o una capacidad pulmonar también muy superior.
Estamos dando pasos atrás en cuestiones ya superadas. No es un alegato contra Lia Thomas, sino contra un sistema que le permite participar en una competición con mujeres, machacando a sus rivales en nombre de la progresía vendida a los poderosos lobbies trans y farmacéutico.