Fundamentalistas de la lactancia materna
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2 abril, 201623 junio de 2015
El artículo 48.4 del estatuto de los trabajadores en España nos obliga a las mujeres que hemos dado a luz a descansar durante seis semanas. Lo queramos o no. Por prescripción médica. ¡Y por narices!
Dos semanas después de haber dado a luz a uno de mis hijos, cuando le pedí a la directora financiera de mi compañía volver a mi puesto de trabajo, esta me lo prohibió tajantemente. No sé que hubiera pasado si en vez de haber sido por cesárea, el parto hubiese sido natural y yo me hubiese querido incorporar a los dos días. Fue mediante aquella conversación cómo me enteré de la absurda ley española de “protección” a la madre trabajadora.
-Pero, ¿por qué no puede incorporarme ya?- le espeté.
-Es la ley, Saioa. Te tienes que quedar en casa durante seis semanas. Lo quieras o no tienes que descansar.
-¡Si ya estoy genial! ¿No puedo aunque sea trabajar desde casa? ¿Cuatro horas en vez de ocho? Te firmo lo que haga falta.
-Absolutamente imposible. No puedes. Quédate en casa y descansa. Si quieres trabajar es tu problema, pero no debes hacerlo y desde luego la empresa no te ha pedido que lo hagas. Aplícate el cuento y tenlo bien claro en relación a todas tus empleadas.
Mi directora financiera me informó de que incluso con el consentimiento del médico yo no podía volver a mi puesto de trabajo. No entendía nada. Aquella ley más que defender nuestros derechos como mujeres y madres, atacaba nuestras libertades. Ante mí tenía una ley hipócrita justificada con una supuesta ayuda a la recuperación física de la mujer tras el parto y el cuidado de su bebe pero que escondía –desde mi punto de vista- dos terribles consecuencias. Por un lado, nos sitúa a las mujeres en desventaja respecto a nuestros compañeros hombres -ellos tiene la opción de no abandonar sus puestos de trabajo cuando son padres- y en segundo lugar nos obliga a las madres a entrar en una nueva rutina que normalmente no tiene nada que ver con nuestra profesión y llevar a cabo esta durante un número de semanas que luego hacen muy difícil la reincorporación laboral o incluso la imposibilitan. Sé que hay madres que se sienten culpables de abandonar a sus hijos tras ese periodo de baja obligatoria y ellas mismas se apartan durante largas temporadas o incluso abandonan totalmente su vocación profesional.
Así que, cuando me tocó a mí sufrir aquel forzado destierro laboral, no hice ni “puñetero” caso y seguí trabajando desde mi casa; incluso fui ocasionalmente a la oficina, ya que al ser empresaria no necesito dar explicaciones ni pedir permiso a nadie para poder desarrollar mi profesión.
No todas las mujeres tienen la misma suerte que yo. No todas tienen la libertad de incorporarse cuando su cuerpo se lo pide, algo que se solucionaría añadiendo a esta intransigente e injusta ley una cláusula del tipo: “Si el empleado lo desea y el médico lo autoriza, el descanso obligatorio podrá reducirse en función de la situación personal de la madre.” De esta manera flexibilizaríamos la ley y tendríamos en cuenta la opinión de la madre y el médico.
Además de incluir la cláusula que cito anteriormente yo propondría otras reformas siempre encaminadas a mejorar la situación laboral de la mujer que acaba de ser madre. Sería muy positivo que la baja maternal no le costara nada a la empresa, sustituya o no a la madre, ni siquiera la cuota a la seguridad social. También ayudaría a empresa y trabajadora que esta última pudiese incorporarse a media jornada, con el acuerdo de empresario o directivo y con una cotización reducida para la empresa pero no para la empleada, quien no debería verse afectada durante la jubilación por esta cuestión: no olvidemos que está aumentando el índice de natalidad y con ello las futuras cotizaciones a la seguridad social. Y finamente propongo que se construyan más guarderías con horarios adecuados para las trabajadoras de sectores como la industria o la hostelería o que a las personas contratadas para cuidar de los bebes en casa puedan realizar su trabajo sin que los costes se incrementen por los pagos a la seguridad social que deban realizar las familias.
Muchas son las reformas que se pueden llevar a cabo para mejorar la conciliación de vida la laboral y familiar de los trabajadores, pero pienso que es importante que todas estas leyes sean flexibles y den libertad para que, en este caso, la mujer decida si es el momento de acogerse a ellas y en qué grado. Ser libres nos hace iguales. Nunca la falta de libertad mejora nuestros derechos.